Hace 2 años | Por ap31r0n a nationalgeographic.com
Publicado hace 2 años por ap31r0n a nationalgeographic.com

Las desgastadas tablas del piso de madera rechinan bajo los pesados pasos de Rafael Molina mientras camina por el salón. Fuera el sonido de los caballos al galope rompe el silencio del desierto circundante. A su alrededor, las tiendas vacías y las casas abandonadas de la ciudad del Viejo Oeste parecen haber sido saqueadas por vaqueros bandidos. “Cuando era niño, solo podía soñar con todo esto”, dice el exactor y doble de acción de 68 años.