Como muchas ciudades surcoreanas, Jecheon, está sufriendo el envejecimiento y la dificultad de encontrar trabajadores. Kim, miró a Asia Central y al medio millón de personas de ascendencia coreana que viven allí desde hace casi un siglo. Sus antepasados abandonaron Corea, y en 1937, la Unión Soviética, dirigida por Joseph Stalin, los atrapó y los deportó a lo que hoy son Uzbekistán, Kazajstán y Kirguistán. El Sr. Kim esperaba que, incluso si el idioma se hubiera desvanecido, fuesen aceptados más fácilmente que otros trabajadores migrantes.
Comentarios
Vaya racismo brutal el de los coreanos.
Cuanto más sé de ellos, más repulsión me generan. Es afortunado que sea la población con menos tasa de natalidad del mundo.
Ya deben ser racistas, cuando buscan inmugrantes desdencientes de coreanos, aunque culturalmente ya no lo sean (idioma, gastronomía, religión diferentes).