¿Puede un solo hombre protagonizar una revolución tan épica como la que se describe en este artículo? La respuesta es sí y un claro ejemplo es Serguéi Lébedev. Este ingeniero electrónico decidió poner a trabajar los electrones en tareas más complejas que proporcionar energía. Gracias a ellos protagonizó una épica revolución, que sigue influyendo en nuestro presente.