El "servicio con una sonrisa" cuesta más de lo que se piensa: las investigaciones revelan que convertirse en un empleado feliz y servicial supone un esfuerzo y, a la larga, erosiona la energía necesaria para hacer el trabajo. Esto puede llevar a una renuncia silenciosa -el nuevo término para referirse a hacer el trabajo pero sin ir más allá- o incluso a la renuncia.
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Con algunos la sonrisa sale sola, con otros lo que te sale es morderte la lengua. Depende del sector donde trabajes llegan más de unos o de otros.