Publicado hace 8 años por Abel_Ros_1 a elrincondelacritica.com

El otro día, las palabras de Celia Villalobos: "no me importan las rastas, pero limpias y sin piojos", me recordaron a otras, que treinta y tantos años antes, pronunció doña Amelia, una maestra de colegio. Decía aquella "señorita" de la Hispania de Felipe, que no le molestaba que las niñas lucieran el pelo suelto, siempre y cuando lo llevaran recogido y sin bichitos. Los piojos, la verdad sea dicha, eran muy comunes en las aulas olvidadas. A lo largo de la infancia, muchos niños sufrían el picor y las carreras de dichos animalitos por las griet

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