Cambió su nombre en noviembre a la vez que hizo su «tránsito», hoy es una pequeña-gran activista LGTBI. La bisabuela se puso súper contenta, estoy orgullosa de ser trans, no es algo malo que ocultar. «Las miradas eran lo que más me dolía al principio». Eso o que la profesora no la llamara por su nombre. «Siempre tuvo un alter ego en casa, Alexia. La dejábamos ser», dice Pili.
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