La sentencia fija doctrina para un reparto equitativo entre progenitores separados. Resuelve un supuesto en el que tras la ruptura de la pareja el padre tuvo que trasladarse a 32 kilómetros del lugar de residencia de la madre y del menor. "Es preciso un reparto equitativo de cargas para que ambos progenitores sufraguen los costes de traslado de forma equilibrada", dice el alto tribunal.