Desde el próximo curso, los libros de texto españoles desvelarán que, a diferencia de lo que ocurría justo antes del verano, el azar nada tiene que ver con la existencia del tiempo y el espacio. Gracias al Ministerio de Educación, Dios existe y juega a los dados. Nietzsche lo mató y Wert lo resucita. Así se las gastan los grandes hombres.