El sector del automóvil se prepara para una dura batalla por los márgenes en la que la industria española de componentes va a tener que exprimirse al máximo para garantizar su supervivencia. Los grandes fabricantes están exigiendo a sus proveedores un esfuerzo adicional para mantener la competitividad de las plantas de ensamblaje en un contexto de incertidumbre internacional. Opel o Ford han puesto en marcha programas de ajustes de costes que obligan a la industria auxiliar a apretarse el cinturón.
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