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Documentos de la División de Asuntos Internos de los Mossos confirman que el máximo responsable de la discoteca, precintada por orden del Ayuntamiento de Barcelona, asistía a cenas con mandos de Guardia Urbana, Mossos, CNP y Guardia Civil. TRADUCCIÓN: #1

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TRADUCCIÓN

La madrugada del sábado 24 de octubre, agentes de la Guardia Urbana de Barcelona precintaron la sala central del Teatro Principal de la Rambla. La concejala Gala Pin dio la orden de poner punto final a la actividad que se desarrollaba, que contravenía todas las normativas municipales. Fuentes consistoriales informaron que la licencia otorgada es de teatro y "no permite que haya una sala de baile ni en la platea ni en el escenario". Además, la actividad finalizaba pasadas las tres de la madrugada, aunque sólo tenía permiso para funcionar hasta una y media. ¿Por qué ha costado tanto precintar el Teatro Principal? Cómo puede ser que, durante años, haya funcionado como discoteca a pesar de no tener licencia que lo autorizara? Un informe de la División de Asuntos Internos de los Mossos (DAI), al que ha tenido acceso la Directa, apunta las amistades de Carlos Caballero -máximo responsable del Teatro Principal- como una de las razones que lo explican.


La investigación se inició en la primavera del 2014 a raíz de las múltiples denuncias interpuestas por clientes de locales de ocio nocturno y prostíbulos -en concreto, los establecimientos Night Beach y Fuego, en el distrito del Eixample, que aseguraban que les habían drogado para, posteriormente, saquearlos la cuenta corriente a través de la tarjeta de crédito. Para esclarecer los hechos, el juzgado de instrucción número 10 de Barcelona ordenó que se pincharan las comunicaciones de varios empresarios de la noche barcelonesa. La investigación judicial se complicó a partir del contenido de las conversaciones interceptadas, que apuntaban un amplio abanico de presuntos delitos cometidos por una cada vez más extensa red de personas relacionadas con el negocio del ocio nocturno. Los teléfonos móviles de los empresarios Arturo Rozas, Carlos Caballero y Juan Balcells (Bailén 22) fueron pinchados por orden judicial. Rozas actuaba como relaciones públicas y jefe de comunicación del Grupo Carlitos -nombre que hace referencia a Carlos Caballero-, empresa responsable de la explotación comercial del Teatro Principal. La propiedad del inmueble es de la familia Balañá, aunque se ha desvinculado de las actividades que se desarrollan en el edificio desde hace años.

Trato preferente a cambio de favores

Las conclusiones que figuran en el informe que la DAI envió a la juez instructora del caso hace un año son taxativas. Según los investigadores, Arturo Rozas daba un "trato preferente" a varios mandos policiales para asistir a clubes y restaurantes del Grupo Carlitos "en condiciones especiales". "Estos tratos de favor, evidentemente, en determinadas circunstancias, servirían para obtener algún trato o ayuda en favor de los intereses de Carlos Caballero", concluye el informe. Entre los policías favorecidos, la DAI destaca el intendente de la Guardia Urbana Jesús Hernando Maldonado y el inspector del mismo cuerpo Agustín Hernando Maldonado, actualmente imputados bajo la acusación de proporcionar información sensible o filtrar cuándo y dónde se producirían inspecciones a locales de ocio nocturno. "Localízalos urgentemente, una patrulla para allá a hacer una inspección. Que me llamen desde el Teatro Principal para decirles lo que tienen que mirar. Ha llamado el Cuchi, el jefe de la Guardia Urbana ", decía Rozas Caballero. Es sólo una de las muchas conversaciones telefónicas transcritas a la causa judicial. Sin embargo, los mandos de la Guardia Urbana no fueron suspendidos de empleo ni de trabajo.

Las amistades de Caballero y Rozas, sin embargo, no se circunscribían a la Guardia Urbana, sino que se ampliaban a las filas de otros cuerpos policiales. El informe de la DAI contiene la transcripción de una conversación telefónica entre ambos empresarios donde Caballero dice en Rozas: "Queee, que en septiembre empieza el cole, vale? Dale recuerdos a todos y diga'ls en él que en septiembre empieza el cole "(sic). Rozas le responde: "Sí, sí, en septiembre empezaremos ya a reunirnos, eh?". Y añade: "Que ya tiene, ya tiene, ya tienen ganas, ¿eh?". Unos días más tarde, en otra conversación, Rozas dice Caballero: "El día 26 de septiembre, viernes ... hacemos una cena de final de verano del grupo, lo hacemos en Salamanca", en referencia al conocido restaurante de la Barceloneta. Y a continuación concreta y detalla los asistentes a la cena: "Los dos Vergers, los dos Hernando, Castillo, el Saumell el de Mossos, también ... eh ... tú, Félix, Ricardo Garriga y yo". La conversación finalizaba con la siguiente frase: "Yo quiero hablar con alguien del Teatro, para ver si empalmamos allí". Y la DAI lo interpretaba así: "La intención era procurar una zona y un trato VIP a los policías asistiendo a alguna actuación en el Teatro Principal".


Los investigadores de la policía catalana hicieron constar en el informe los nombres, apellidos y cargo de todos los mandos policiales invitados a la cena. Eran un comandante de la Guardia Civil destinado en el Aeropuerto de Barcelona, un intendente de la Comisaría General de Investigación Criminal de los Mossos, un inspector de los Mossos destinado al distrito de las Cortes de la ciudad de Barcelona, un comisario del Cuerpo Nacional de Policía española (CNP) y los hermanos Jesús y Agustín Hernando de la Guardia Urbana.

Una carta a la juez

Se da la circunstancia de que uno de los invitados a la cena era el intendente de los Mossos Antoni Verger, el cual, por su posición jerárquica dentro del cuerpo, supo que su nombre aparecía en las transcripciones de las llamadas telefónicas. Fue entonces cuando decidió escribir una carta a la juez Miriam de Rosa, cuando el caso aún se encontraba bajo secreto de sumario. Verger reconoció por escrito que conocía al empresario Carlos Caballero raíz de su asistencia "a algunas cenas que organizamos desde hace años diferentes mandos del cuerpo de Mossos, Cuerpo Nacional de Policía, Guardia Civil y Guardia Urbana".

"En el marco de estas cenas, supe la vinculación profesional del señor Carlos Caballero con diferentes locales de ocio nocturno, como el Teatro Principal de Barcelona o la discoteca Pachá de Sitges. En ningún momento tuve conocimiento de su vinculación con locales de prostitución ", puntualizaba Verger. Además, añadía: "Carlos Caballero también asistió a un viaje que organizamos algunos mandos policiales en Madrid el día 23 de marzo de 2014 para ver el partido Real Madrid-FC Barcelona". Y por último, informaba la juez: "Desde el primer momento que conocí la posible implicación del señor Carlos Caballero en los hechos denunciados, lo comuniqué de inmediato, por un lado, a mis superiores y, por otra, a los responsables de la investigación ya sus superiores ". Pocos días después, Carlos Caballero era detenido y la juez ordenaba su ingreso en prisión. Quedó en libertad dos semanas más tarde. Juan Balcells y cuatro agentes de la Guardia Urbana también fueron detenidos. Sin embargo, el Teatro Principal nunca fue precintado. Un año más tarde, se ha visto obligado a bajar la persiana. Hasta cuándo?