Hace 3 años | Por ccguy a yorokobu.es
Publicado hace 3 años por ccguy a yorokobu.es

Pese a la opulencia arquitectónica —constructiva— y urbanística, Benidorm es esencialmente una versión cañí de la megalópolis ciberpunk de William Gibson. Un monstruo mutante, hipercromático y ruidoso, dividido en dos clases desiguales (servidores y servidos), pero cuya propulsión no se alimenta por drogas sintéticas, sino por sangría de calidad dudosa. En definitiva, que Benidorm es la suma de todos los males urbanos del desarrollismo y, aparentemente, un lugar imposible de redimir. Aparentemente.

Comentarios

Hojaldre

Cuánta tontería, Benidorm debería ser un modelo para toda la costa, es lo más eficiente, concentrando a la población en rascacielos quedan más zonas verdes naturales y los servicios públicos quedan más cerca.
A muy pocos kilómetros de Benidorm puedes encontrar calas y playas vacías, cosa impensable en la costa del sol, por ejemplo.