Han pasado cerca de dos décadas desde que Lola salió a la calle por última vez. Su nombre no es real porque su familia prefiere preservar su anonimato. Sin embargo su historia sí lo es. La mujer, asentada desde hace años en Alfafar, está diagnosticada de múltiples patologías, algunas de ellas cuyo tratamiento no se puede llevar a cabo de manera cotidiana. Esta situación ha mermado su salud y ha agravado los problemas de obesidad que padece hasta superar los 210 kilos que pesa en la actualidad. Un hecho que impide que desde hace años pueda salir
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