Una teleoperadora de Valladolid fue despedida por su empresa por motivos disciplinarios después de que su jefa monitorease su pantalla y comprobase que estaba consultando y participando en foros de internet en su horario laboral. La compañía no señala este motivo para echarla, sino que explica que transgredió la buena fe contractual y bajó su productividad de forma voluntaria y continuada, justificaciones bastante genéricas pese a que la justicia vallisoletana considera que el uso del software de seguimiento fue adecuado.
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