Hace 2 años | Por Álvaro91 a elsaltodiario.com
Publicado hace 2 años por Álvaro91 a elsaltodiario.com

La Guerra de Ucrania acentúa la dependencia del exterior del sistema agroalimentario español, especialmente centrado en la agricultura y la ganadería industrial, muy dependientes de la importación de fertilizantes, grano y pienso. Las entidades que defienden la soberanía alimentaria llaman a aprovechar el momento para acelerar la transición agroecológica.

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La invasión rusa de Ucrania le está sacando los colores a una industria un tanto siniestra que, la mires como la mires, no deja de tener una enorme cantidad de todo tipo de miserias a su alrededor. Desde el grado de hacinamiento de los animales, que viven en condiciones absolutamente deplorables, hasta los sueldos de miseria que les pagan a los operarios, pasando por la enorme contaminación ambiental que generan los purines. Pero ahora aflora la basura debajo de la alfombra en todo su esplendor.

Lo que, hasta ahora, ha sido un gran negocio para algunos, he demostrado tener una base económica extremadamente frágil que se basa en unos precios de los piensos bajos, en unos salarios de mierda, en unos inspectores de trabajo cuasi inexistentes y en externalizar completamente toda la contaminación que genera.

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En un país que, como señala David González, consultor en agroecología de la cooperativa vasca Sustraiak Habitat Design, tiene un sistema agroalimentario “completamente dependiente del exterior”, el momento es, sin embargo, toda una oportunidad para quienes defienden una aceleración de la transición hacia una agricultura, una ganadería y una alimentación donde lo agroecológico pase de ser minoritario a tener un peso mucho más fuerte. También una necesidad: “O cambiamos el modelo urgentemente o nos vamos a enfrentar a dificultades”, alerta.