Lo interesante es que la GUR ha conseguido examinar varios misiles Banderol en buen estado tras ser derribados o recuperados sus restos. Su análisis técnico reveló un patrón que es cada vez más habitual: la dependencia total rusa de componentes extranjeros, incluso para sus desarrollos más recientes. Dicho de otra forma, la disección del misil revela una amalgama de componentes de países supuestamente aliados (y no tanto) de Ucrania.
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