Las credenciales izquierdistas de Jose Evrard eran impecables. Su tío-abuelo, recuerda con orgullo, fue un comunista ejecutado por los nazis. Su padre trabajó en una mina de carbón. El propio Evrard fue un comunista durante 35 años. Así que el cartero retirado es la última persona que uno esperaría ver llena de adulación en un congreso del ultraderechista Frente Nacional de Francia. En medio de gritos de "¡Bravo!" de la concurrencia, Evrard narró su cambio de dirigente comunista a converso estelar por la populista Le Pen.
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