El Sumo Pontífice admitió que los problemas del mundo y la crisis debilitaron a la Iglesia. Según dijo, la penetración de delincuentes en empresas y gobiernos empobrecen, sin ningún tipo de vergüenza, a familias, jubilados y trabajadores honestos, además de marginar a los jóvenes
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En la Conferencia Episcopal toman nota...