En sectores del suroriente de Cali, muchas mujeres prefieren tener el cabello corto o recogido. No quieren atraer miradas para evitarse un susto. Solo en secreto se cuenta que no quieren arriesgarse a un robo de cabellera. Otras, en cambio, lo venden para conseguir unos pesos. Son anécdotas del mercado del cabello humano, un negocio creciente que ha tenido algunos robos en Cali y otras ciudades colombianas.
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