El problema actual es que ya tampoco quieren los Mercedes. Ni BMW. Ni los siquiera Porsche. Todos estos sufren, porque los chinos ya no quieren coches occidentales; quieren coches chinos. Las cifras lo cantan. El fabricante chino BYD pasó de vender 420.000 coches en su territorio durante 2017 a los 3,6 millones que tienen previsto matricular este 2024. El año pasado desbancó al Grupo Volkswagen en un mercado en el que había dominado desde hacía casi cuatro décadas. En ese mismo periodo, los alemanes pasaron de vender 4 millones de coches a 2,5.
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