Bolsos y chaquetas de Gucci, zapatos de Louis Vuitton, pendientes de miles de euros… Y todo, sin trabajar. A sus 37 años, Patricia Parodi no escatimaba ni un céntimo en sus caprichos. En un solo día de compras llegaba a gastarse 5.000 euros. Sabía que había más: los réditos de las toneladas de droga que movía su novio le mantenían la cartera siempre llena de euros.
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Ya estamos con el machismo: la novia es la que lava
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