El daño que nos hacen las noticias agrarias

Por media Europa circulan memes de las cosechas españolas sin nadie que las recoja junto a los datos de nuestro desempleo. Media Europa se pregunta qué puñetas pasa en España, cuando hay millones de parados y se quiere regularizar inmigrantes para hacer esos trabajos, o permitir que los jubilados realicen esas tareas.

De nada sirve explicar que las condiciones en el campo son malas o que los salarios son miserables, porque la respuesta, invariable, es que se controle, se legisle y se inspeccione, pero que los desempleados tiene que ir a donde hay empleo.

Las noticias que llegan del campo español nos están haciendo más daño a nivel internacional que todas las mierdas del rey Juan Carlos, los chiringuitos de nuestros políticos y las mamonadas de los separatistas. Porque todo el mundo entiende que se pueden tener políticos corruptos, reyes vergonzantes y nacionalistas con deseo de armar broncas. Es lo normal en el imaginario colectivo, por desgracia. el viento sopla y los perros ladran. Vale, ¿y qué? Pero los desempleados buscan un trabajo, ¿no?

Lo que no entiende todo el mundo es que se pida a los demás que arrimen el hombro con fondos de solidaridad mientras en casa se pudren las fresas porque no llegan esclavos foráneos con la debida fluidez. Ni entienden ni van a aceptar nunca que los españoles necesitados pidan solidaridad al tiempo que no quieren trabajar.

Porque lo ven así. Porque la gente es simple en todas partes y no va a verlo de otro modo.

"Austria pagará el desempleo de los que no quieren recoger la fruta"

"En España sobran desempleados pero faltan trabajadores. ¿Quién pagará la factura? ¡Tú, pobre idiota!

"Medio millón de africanos pedirán permiso de trabajo en España para poder venir a Alemania"

"Los españoles diseñan un método para recoger la fruta desde el sofá. Ellos cobran las ayudas y tú pagas las facturas"

Hay más perlas similares. Un día voy a recolectarlas y hacer un artículo con fotos, pero creo que es urgente que atajemos este problema en dos frentes: el de la realidad, buscando una solución inmediata, del tipo que sea, y el de la narrativa, tratando de explicar claramente en el exterior qué es lo que sucede. De lo contrario, lo que es una anécdota se convertirá en un problema gravísimo que llegará a otros ámbitos, dando armas a los que nos quieren volver la espalda.

Porque igual que aquí le buscamos mierda a Holanda y Alemania para tacharlos de insolidarios, allí nos buscan la nuestra, con la diferencia de que nosotros somos los que pedimos y ellos los que dan.

Y sus ciudadanos también votan. Que parece que a veces lo olvidamos.