Como respuesta a este otro artículo, y a los comentarios de hoy, me gustaría hacer algunas apreciaciones.
En cualquier delito, la existencia de una víctima capaz de declarar, es siempre un problema para el delincuente. En el caso de los delitos sexuales, en los que parece imponerse la opción de dar credibilidad a la palabra del denunciante, esa palabra cobra un poder acusatorio aún mayor.
Por tanto, la desaparición de esa palabra, es una ventaja indudable para el acusado.
Los muertos no hablan.
Los muertos no denuncian.
Los muertos no recuerdan cosas, ni llaman a sus amigos a declarar.
Si tu entorno testifica a tu favor, es más difícil que nieguen tu coartada o saquen a colación fechas o encuentros que te complicarían la defensa. Porque lso muertos no recuerdan cosas de repente, decíamos.
Los muertos, además, no contratan abogados.
Los muertos no dan entrevistas en los medios ni acuden a los programas de la tele, para presionar a los jueces a favor de una condena ejemplar.
Los amigos de los muertos tienden a no meterse en problemas, porque los entierros son sesiones de disuasión bastante potentes. Un acusado de violación puede ser un pringado o no y en general da poco miedo, pero un acusado de asesinato ya da un poco más de miedito, y la gente procura callar y mantenerse al margen.
Los muertos no discuten tus afirmaciones. Si dices que estabas en una fiesta farlopera y ella murió, no está allí para decir que no fue así.
Si dices que practicabais sado-maso de mutuo acuerdo y que se os fue la mano, la víctima no está allí para negarlo.
Si dices que que la estrangulaste en un juego sexual, repetido de mutuo acuerdo muchas veces, porque ella también te estrangulaba a ti, y que es un homicidio por imprudencia, la víctima no está allí para negarlo.
Y por último, lo más triste: cuando los jueces creen que se hallan ante un asesino de verdad, entonces le pueden meter tranquilamente 5 años, como al del caso de los tirantes, o 12, como a algunos casos conocidos, o defender incluso su presunción de inocencia y absolverlos por falta de pruebas. Porque absolver a los asesinos, hacerles homenajes o invitarlos a dar conferencias en la universidad es parte de nuestra cultura.
Pero en cuanto hueles a escoria, o a tío indefenso que la ha cagado, date por jodido.
Hasta en la cárcel te van a respetar más los compañeros si mataste a la víctima.
Es así de jodido. Es así de chungo.