Hace 3 años | Por ewok a twitter.com
Publicado hace 3 años por ewok a twitter.com

En 25 años solo pescamos tres como esta. Esta caracola buguina, corno o corneta (Charonia lampas), antes era super abundante en Galicia, desde hace años está en peligro de extinción.

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ewok

Texto del Fb traducido:

En muchos lugares de España, de Francia y del mundo, los caracoles de tierra se consideran un manjar, e incluso son caros, aunque sean bastante pequeños. En Galicia, bajo el mar, hace más de 50 años, los fondos estaban llenos de caracolas como la que os muestro en la foto y que nos volvieron hoy en las redes tras varios años sin pescar ni una sola.

Hubo un tiempo en que no tenían ningún valor y, como las rayas, centollas o pulpos, se tiraban cuando entraban a las redes. Cuando algunas metían la red en su interior y era imposible sacarlas sin romperlas, muchos optaban por romper la concha, lo que inevitablemente las condenaba a muerte en el fondo del mar. Luego llegó el momento en que empezarían a pagar algo por ellas, a poner tapas en bares e incluso a exportarlas al sur de España. No tardarían en subastarse miles de kilos en los mercados gallegos, a ojos de las autoridades y la Administración. Los marineros las iban metiendo en un saco y las juntaban, porque una sola valía poco, pero a costa de los kilos, al final de la semana, era un extra para sumar al resto de ganancias. En poco tiempo, ninguna se quedaría en el mar.

Nadie ha notado que un caracol, o "cuerno", como lo llamamos marineros, se pesca en un solo día, pero a diferencia del pulpo, que crece en pocos meses, estos caracoles pueden tardar 20 años en alcanzar el tamaño que ves en la foto. Lo mismo que talar un pino o eucalipto. La lección que aprendemos de esto es que si bien lo que hay en el mar puede ser para comer, el mar hay que conocerlo y hay que cuidarlo, más cuando no lo trabajamos salvo para quitar lo que nos da.

Se deberían haber pescado menos de estas caracolas o hacerlo más extendido en el tiempo. En el mejor de los casos, hoy los 20 euros nos pagarían por el kilo de carne de caracol y no por un solo caracol vacío, vestigio del pasado, para los coleccionistas.

Durante años no hemos devuelto caracoles al mar como lo hice hoy con este, no porque no quiera, sino porque no vienen en las redes. Solo en unas pocas áreas todavía existe. Dios sabe si algún día habrá suficiente para comercializarlos, y hoy no necesitamos llenar la papelera ni ganar el periódico. Dice el refrán: nunca ha habido abundancia que no haya traído escasez.
Hace 25 años, cuando empecé en el mar, todos los días nos llegaban en las redes unos 10 o 20 de estos caracoles. Hace 20 años, 5 o 10 todos los días. Hace 15 años, 5 cada semana. Hace diez años, tres o cuatro cada seis meses. Fue entonces cuando pensé: - Ufff, estos todavía van a desaparecer, al día siguiente se lo llevará una chula para salvar y conservar.

¿Por qué digo "algo genial"? ¿No son todos iguales? Bueno no. Hay algunas que tienen la concha muy rugosa, con muchos agujeros muy pequeños, como si fuera piedra de pómez. Otros, son suaves. Es común ver estos batidos en las estanterías de un bar de temática marinera, en escaparates o museos. En los viejos tiempos había incluso mitad rugoso y mitad liso, y ambos podían comenzar por un extremo o por el otro indiscriminadamente. De todos modos salvé tres. Uno rugoso y dos lisos. Uno de los suaves obsequios fue entregado a mi amigo Víctor de Valencia, para que siempre guardara un recuerdo mío y de Galicia. Te quiero mucho.

Cada vez que veo los dos caracoles en mi habitación tengo recuerdos de una época de abundancia en el mar y más escasez en tierra, en los hogares. Hoy veo tiempos de muchas cosas buenas en los hogares y escasez en el mar. Por eso creo que se merece que lo cuidemos, y que al cuidarlo nos cuidamos a nosotros mismos.

Y bueno, finalmente... ¿crees que este tipo de caracol tuvo mala suerte? De niño se escapó de la escuela de Porto do Son para dirigirse a la llanura que dejaba el antiguo muelle, junto a la antigua lonja de pescado, a pescar caracoles y conchas en la arena. Han pasado 35 años. Pues ahí recogí las conchas de otro tipo de caracol, el más fino que os muestro en las fotos. Fueron muchos, imagino, como los demás, arrojados por los marineros, o por las corrientes que los arrastraron naturalmente después de su muerte. No había visto un caparazón como ese en años. Es más, no sé si los atraparán otros marineros u otros gallegos, pero claro, desde que estoy en el mar, nunca he visto a uno vivo.

De todos modos, atrapar hoy no uno, sino dos de estos humildes caracoles, me alegró el día.
Son como las tortugas gigantes de Galápagos. Crecen lentamente y viven más porque viven sin prisa.

box3d

Apupo.
Recuerdo de crío que lo podías encontrar con relativa facilidad en tascas varias del pueblo o a la venta en la lonja. Ahora es algo excepcional de encontrar.

ewok

@admin, otra vez me volvió a pasar lo de no poder cambiar la categoría. Lo envié desde el sub de Ciencia y quería cambiarlo al de Biología, pero no pude al editarlo.

D

Son tan buenos pescadores que lo han pescado todo.