En la Gran Dolina de Atapuerca hallaron 10 fósiles de Homo antecessor, incluído una vértebra cervical de un niño de entre 2 y 4 años que confirmaría el canibalismo en la especie. "Las marcas de corte encontradas en una segunda vértebra cervical entre restos óseos del niño indican claramente un proceso de separación de torso y cabeza". Otros restos tienen también huellas de carnicería como marcas de cortey percusión, para aprovechar la médula ósea. "El canibalismo era 'tónica normal' del Homo antecessor y la hacía sobre todo tipo de individuos".
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