La contaminación del aire procedente de tubos de escape, chimeneas, frenos o neumáticos mata. Y deja a millones de personas enfermas. Tras derrames o accidentes cerebrovasculares (ictus –hemorragias cerebrales– o derrames isquémicos –coágulos–) hay muchas veces malos humos. Y los del tabaco y la contaminación tienen un impacto similar, según un macroestudio publicado en The Lancet Neurology. Pero ojo, hemos mejorado en términos relativos desde 1990.
Comentarios
Quizás es un buen momento para recordar esto:
https://elpais.com/ccaa/2020/01/01/madrid/1577882557_684710.html