La explotación de aguas subterráneas realizada por la humanidad cambia la humedad del suelo y los flujos de energía y agua entre la tierra y la atmósfera, lo que en esencia afecta a los procesos ecohidrológicos y al sistema climático. En regiones sobreexplotadas, se ha vaciado rápidamente el manto freático, volviendo insostenible el uso del agua al ritmo de los últimos años, e induciendo cambios en el clima.