Hace aproximadamente 20 000 años, durante la última glaciación, la Antártida alcanzó su máxima expansión de hielo. A partir de ese momento comenzó un proceso gradual de derretimiento y retroceso glaciar que, debido al calentamiento global, se ha intensificado notablemente en las últimas décadas. La pérdida de hielo en la Antártida no solo contribuye a aumentar el nivel del mar: también altera las corrientes oceánicas y afecta a los ecosistemas polares. Sin embargo, sus consecuencias no se limitan al océano o al clima.
|
etiquetas: antártida , geografía , ciencia