Hace 2 años | Por ccguy a culturacientifica.com
Publicado hace 2 años por ccguy a culturacientifica.com

Edward Charles Pickering no era astrónomo de formación sino físico experimental, un apasionado de cualquier actividad que conllevase algún tipo de medida. Por eso, cuando le pusieron al frente del observatorio astronómico de la Universidad de Harvard, su primer impulso fue medir cosas, concretamente cosas astronómicas: la luz de las estrellas, su color, su […]

Comentarios

casius_clavius

El conocimiento de la humanidad está levantado sobre algunos bloques de piedra muy notables (Newton, Einstein, Arquímedes...) y miles de ladrillos anónimos, o casi, sin los cuales todo se vendría abajo.

L

#1 Y que lo digas:

Pickering tuvo una “brillante” idea: contratar mujeres. No solo cobraban menos que los hombres por realizar la misma tarea (el sueldo mínimo, unos 25 centavos la hora, a pesar de ser mujeres graduadas en astronomía) sino que, además, en palabras del propio astrónomo: “las mujeres tienen la destreza para realizar trabajos repetitivos, no creativos”.

Pero hicieron muchos avances que bien les merecen pasar a la categoría de piedra:

Antonia Mary utilizó los espectros estelares para evaluar los tamaños relativos de las estrellas. Henrietta Levitt estudió las llamadas estrellas variables, y descubrió que sus periodos estaban relacionados con su luminosidad, lo que las convierte en herramientas valiosísimas para medir las distancias en el universo. Williamina Fleming jugó un papel fundamental en el descubrimiento de las enanas blancas. Pero aquí nos interesa especialmente el trabajo Annie Jump Cannon y su sistema de clasificación estelar, que todavía sigue vigente en la actualidad. Las aportaciones de esta astrónoma fueron célebres ya en su tiempo y en 1919, cuando Pickering falleció, ella le sucedió al frente de las computadoras de Harvard.

devilinside

Recuerdo un capítulo muy interesante sobre estas tías en Cosmos (2ª parte)

L

#3 Ninguno de esos enlaces funciona. No sé cómo eran, pero este artículo, tanto por su concisión como por la información que aporta, bien se merece un meneo.