Esa tarde de 1946 en la plaza mayor de Segovia había poca gente en la calle. La mayoría vestía sotanas y uniformes. «Desde que la religión católica había vuelto a ser oficial,se habían recuperado las manifestaciones de religiosidad; el populacho estaba encerrado en las cárceles, en sus casas o en el exilio, y no tenía cabida en la España actual».Así pensaba la esposa del gobernador civil asomada a una de las ventanas del lujoso piso intentando serenarse.
|
etiquetas: relato , franquismo , cura , niño