Fue la tormenta perfecta para la transmisión de la enfermedad: un destino "turístico" lleno de visitantes extranjeros y residentes locales no vacunados durante unas vacaciones. Era el Palacio de Versalles, en abril de 1774, donde la viruela contagió a más de 50 personas, incluyendo al propio rey Luis XV.En la Europa del siglo XVIII, la viruela era una lacra temida por reyes y plebeyos. Era muy contagiosa, y a menudo mortal, pero también era evitable. La defensora de la inoculación de la viruela en Occidente fue Lady Mary Wortley Montagu ella...