Normalmente, las arañas huyen de la luz y prefieren los entornos en penumbra a la hora de tejer sus telas, pero la definición de normalidad es relativa en estos días. Un equipo de científicos ha constatado un cambio curioso en las arañas. Están dejando de temer la luz y la razón, una vez más, es el ser humano.
Comentarios
No tener miedo a la luz es una cosa y otra muy distinta es la factura...
Para huir de la luz, las farolas de mi pueblo están de Halloween perpetuo.