Abril tenía diez meses cuando sus padres empezaron a ver que algo no iba bien. No lograba quedarse sentada, como otros niños mucho más pequeños. Tampoco gateaba y, de hecho, comenzó a hacerlo mucho más tarde de lo habitual. A los dos años no hablaba absolutamente nada y comenzó a experimentar algunos ataques epilépticos.
Comentarios
-Can I enter?
-It's may.
-No, it's April.
Ya me voy...
Qué mala suerte.