Las sucesivas innovaciones tecnológicas acabaron con el viejísimo oficio de copista, amanuense, escribiente, escriba o escribano, que son los sinónimos con los que también se lo designaba. Pero la literatura se encargó de inmortalizarlo en dos personajes que seguramente les resultarán familiares a numerosos lectores: Bartleby y Akaki Akákievich.
Comentarios
Como se enteren los de CEDRO, se les va a caer el pelo a esos copistas.