Hace 3 años | Por --682766-- a naukas.com
Publicado hace 3 años por --682766-- a naukas.com

Mi abuela me enseñó a sumar y restar cuando aún no entraba a la primaria, y mi padre me emocionaba frecuentemente con sus trucos del estilo “piensa un número” que son magia matemática, pero finalmente, el amor entró por los ojos. A menos de 100 metros de mi casa había una escuela secundaria, con chicos de 12 a 16 años, que para mí, a mis 8, eran muy mayores. Diario los veía pasar, mientras jugaba sentado en los tres escalones de la entrada a mi casa.

Comentarios

cincinnata

Me ha encantado está historia

s

Los ve llegar, los ve llegar
y sus ojos brillan más
ellos van corriendo, ellos van riendo
y él piensa que no pudo ser
ellos se acercan...