Lo paradójico era que, según la normativa que establecía el cierre de las tabernas los domingos, este cierre sólo afectaba a las poblaciones con más de 10.000 habitantes. Sin embargo, las tabernas de los pueblos con un menor número de habitantes podían abrir sin ningún problema, por lo que el cierre dominical de las tabernas de Bilbao, que superaba con creces las 10.000 almas, suponía un pingüe negocio para los taberneros de las anteiglesias vecinas, en particular para las de Begoña y Deusto. El primer domingo de cierre de las tabernas bilbaína
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Yo las conocí en Barakaldo pero creo que es típico de Vizcaya en general.