Hace 4 años | Por m4k1n4v4j4 a elpais.com
Publicado hace 4 años por m4k1n4v4j4 a elpais.com

El reverendo Harry Powell tenía una peculiaridad: llevar en los nudillos de sus manos tatuadas las palabras “amor” y “odio”. En plena época de la Depresión, se paseaba por la región mostrándolos mientras difundía su extraño evangelio. Como en la vida misma, esas dos manos tatuadas peleaban a ver cuál era más fuerte en la personalidad del predicador. Nadie sabía que en aquel hombre el odio vencía al amor como un perro rabioso acaba con una presa indefensa. Nadie lo sabía, menos dos niños que, como todos los niños, veían con otros ojos.

Comentarios

D

Buen artículo. Gracias #0