Hace 7 meses | Por --758669-- a todoliteratura.es
Publicado hace 7 meses por --758669-- a todoliteratura.es

Con la sabiduría de Erich Fromm susurrando desde las páginas iniciales, nos encontramos en la piel de Morad (“un moro trabajando para una empresa llamada Maurus”: casi una broma), despertando literalmente (“Morad abre los ojos…” así comienza la novela) al caos dulce y amargo de una vida que se debate entre dos mundos: su cotidianidad, marcada por la cultura familiar recibida (en esta caso marroquí), las realidades de una tierra ajena y el reconocimiento/aceptación de su propia identidad personal y sexual

Comentarios

D

La identidad es un mosaico en constante cambio y ese, creo, es el gran valor de esta obra: plantear la necesidad de conversar, de visibilizar el laberinto que habita en el otro, en el diferente, antes que plantear respuestas o destinos. Una invitación a entender y, quizás, abrazar la complejidad de vivir entre dos mundos; invitación elaborada con una delicadeza que invita a la introspección, no al juicio: “ser moro es una mierda”, a lo que Domenech, su profesor, le responderá: “Ser moro no es lo que hace que tu vida sea una mierda …/… esto es lo que mata al mundo: pesar que somos distintos”.