La sensación más poderosa y emocionante que el ser humano puede experimentar no es la frustración, no es la alegría, ni siquiera es el amor; es el miedo. O al menos, esa es la premisa que publica la agencia canadiense John St. ante la significativa popularidad que está adquiriendo la nueva forma de publicidad que incluye asustar descaradamente al consumidor. Está técnica, independientemente de los problemas morales que puede o no suscitar sobre los “bromistas”, ha sido en ocasiones bastante efectiva.
Comentarios
Errónea, falta éste en el primer puesto