La idea, presentada por Ada Hogan, de Brooklyn, en 1918 y admitida finalmente en 1923 para ser patentada en los Estados Unidos, surgía de la preocupación hacia los marinos y la posibilidad de quedar a la deriva sin agua potable. Por ello, lo que se presenta en el texto de la patente es la descripción de una especie de cantimplora-condensador, capaz de recuperar agua presente el proceso de respiración humana. Cabe pensar que el marinero debería llevar siempre colocado el artilugio, como sucedía con los destiltrajes. ¿Hubiera funcionado?.
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Atreides' seal of approval