Un volcán en erupción, una corriente de lava fundiéndose con el océano y un pequeño barco con un puñado de científicos a bordo para analizar una extraña vegetación surgida tras la erupción. Mientras los investigadores recogían muestras, a solo unos metros de allí caían bombas de lava y se formaban nubes con ácido clorhídrico y partículas de vidrio volcánico.
A estas alturas, ni más ni menos que centenares de millones de años, o más, no debería sorprendernos que todo lo natural sea un ciclo compatible y regenerador de vida nueva, es bien sabido y sólo nos queda entender por qué, si somos capaces de hacerlo y nos da tiempo, antes de mandar todo al carajo, pues hay veces que me considero, como especie, el algoritmo erróneo, la excepción dañina a una regla.
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A estas alturas, ni más ni menos que centenares de millones de años, o más, no debería sorprendernos que todo lo natural sea un ciclo compatible y regenerador de vida nueva, es bien sabido y sólo nos queda entender por qué, si somos capaces de hacerlo y nos da tiempo, antes de mandar todo al carajo, pues hay veces que me considero, como especie, el algoritmo erróneo, la excepción dañina a una regla.