Hace 2 años | Por --665266-- a perezreverte.com
Publicado hace 2 años por --665266-- a perezreverte.com

«Se odiaban a muerte», empecé, viendo cómo la profesora abría mucho los ojos, horrorizada. «Eran tan españoles que no podían verse unos a otros. Se envidiaban los éxitos, la fama y el dinero. Se despreciaban y zaherían cuanto les era posible. Se escribían versos mordaces, insultándose. Hasta se denunciaban entre sí. Eran unos hijos de la grandísima puta, casi todos. Pero eran unos genios inmensos, inteligentes. Los más grandes. Ellos forjaron la lengua magnífica en la que hablamos ahora.»

Comentarios

casius_clavius

En efecto, en Londres esas pocas calles del Madrid antiguo serían un núcleo turístico dedicado a los maestros del Siglo de Oro. Aquí a duras penas te enteras de que a Cervantes lo enterraron en el convento de las Trinitarias. Hay una placa enana y poco más.