Si hablamos de los asedios que vivió Julio César inmediatamente se nos vendrá a la cabeza el de Alesia, donde derrotó al líder galo Vercingétorix después de mes y medio de combates y tras haber estado él mismo sitiado, al aparecer inesperadamente un ejército enemigo por la retaguardia. Precisamente volvería a pasar por esta última experiencia cinco años después, cuando se vio obligado a atrincherarse en Alejandría en apoyo de Cleopatra contra las tropas egipcias de Arsínoe IV y Ptolomeo XIII.
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Y luego lo copió Cortés, que llevaba consigo textos de César. Si obviamos la tragedia de la pérdida de vidas, qué maravilla puede ser la estrategia militar