Cuando juegas una pachanga siempre pasa. Llega un motivado, calcando los gestos de Cristiano Ronaldo, y se pasa la.pachanguita regateándose a sí mismo. «Sonrisa forzada de asentimiento y en cuanto sale por la puerta el preceptivo: «Una cosa, ese tío no va a volver». La felicidad de tu sábado de pachanga no puede depender del día que tenga el chupón de turno»
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