Hace 2 años | Por jelzimoñac a jotdown.es
Publicado hace 2 años por jelzimoñac a jotdown.es

Un escarabajo se desplaza con lentitud cerca de sus pies. Se mueve con sus ágiles patas sobre el musgo que crece entre las losas de piedra que pavimentan el suelo. Clementine Hozier, sentada en el banco, apoya las palmas de sus manos sobre sus rodillas y escucha a Winston Churchill que, a su lado, no para de hablar. Están solos. Ya debe haber transcurrido más de media hora —calcula ella— y nada. Clementine, aburrida de la verborrea de su anfitrión, concentra su mirada en el insecto y piensa: «Si el escarabajo llega a la pared sin que Winston se