Antes del CGI, los equipos de producción empleaban métodos ingeniosos y seguros para crear la ilusión de que una flecha impactaba en el cuerpo de un actor. Estas técnicas incluían el uso de arneses ocultos, cables, flechas partidas y mecanismos de tracción rápida. Este tipo de efectos prácticos no solo requería creatividad y precisión técnica, sino que también aportaba un realismo tangible a las películas, algo que muchos cineastas y aficionados valoran incluso en la actualidad.  
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