La idea no era enteramente nueva. Entre 1904 y 1909, el químico alemán Frederick Todtenhaupt intentó transformar los subproductos de la leche en un sustituto de seda fibroso. Aunque sus esfuerzos fracasaron, su premisa subyacente intrigó la venda de Futurists de Marinetti. Muchos comenzaron a especular que la leche era la tela del futuro y que un día comprendería todos los estilos de vestir. No era una idea tan loca como podría sonar. La lana es una proteína, por lo que a nivel molecular, tiene una estructura muy similar a la caseína.
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