Hace 4 años | Por --577852-- a lasoga.org
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En el alto Ampurdán, azotado por la tramontana, [Alfosno II] se encontró con una población sin señor, sin ley terrena ni celestial, donde sus habitantes aún vivían entregados al paganismo. En su breve estancia el sacerdote le habló de brujas, de sus extraños aquelarres, y de como convocaban malignos vientos capaces de hacer caer a un hombre de su montura.