En el apéndice que Primo Levi incorpora en 1976 a Si esto es un hombre confiesa que de no ser por Auschwitz nunca hubiese escrito nada, es más, que Auschwitz le «obligó a escribir». Se trata, obviamente, de una obligación autoimpuesta, quizá la única que podía adoptarse en una circunstancia que no provee de lápiz y papel, pero en la que se intuye que cada vivencia es materia literaria, testimonio que sin necesidad de añadidos adquiere forma de relato. Hablamos de un prepararse para escribir, un imaginar que se escribe como último refugio...
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