Era tradición en la antigua Cartago emplear a sus soldados sólo en operaciones en tierra africana, contratando mercenarios para las guerras que disputaba más allá del mar. Eso no le bastó para derrotar a los romanos en la Primera Guerra Púnica y, por contra, estuvo a punto de costarle muy caro cuando, finalizada esa contienda, trató de regatear a dichos mercenarios sus salarios, provocando que se amotinaran y pusieran en peligro la propia ciudad. El genio militar de Amílcar Barca permitió salvar la situación con batallas como las de Bagradas...
Comentarios
hay una novela de Flaubert, Salambó, sobre esto.
#1 Se menciona en el artículo