Hace 3 años | Por nachoman a artemiguelangel.com
Publicado hace 3 años por nachoman a artemiguelangel.com

A sus veinte años, Miguel Ángel vivía en Florencia y ya era un escultor con gran capacidad, aunque todavía no había realizado una obra monumental. Sus piezas de formación imitaban perfectamente a las estatuas clásicas. Tanto, que el escultor o un amigo decidieron enterrar una obra propia, un Cupido, y hacerlo pasar por una antigüedad. El comprador fue un mecenas romano y la estatua tuvo tanto éxito que Miguel Ángel decidió desvelar que era el autor. Su propietario desafió a Michelangelo a crear una obra monumental y mitológica: el Baco.